La máxima representante del Consejo para la Transparencia (CPLT), Gloria de la Fuente, relevó el principio de la transparencia –más allá del marco normativo- y la necesidad de practicar éste y otros principios en todo ámbito, en el maco de la presentación de “Los 5 principios éticos para la vida pública, actividad organizada por la Contraloría General de la República (CGR).
La titular del CPLT participó de un panel en el que se analizaron cinco valores derivados de la Estrategia Anticorrupción del ente contralor y el impacto que su puesta en práctica puede tener para la democracia a partir del establecimiento de mínimos en la vida pública, tanto en la administración del Estado como en el sector privado.
En el encuentro, el Contralor General de la República, Jorge Bermúdez, señaló que la corrupción es como el virus del Covid, el que va mutando como las “nuevas variantes”, y para enfrentarlas se requiere de nuevas herramientas. Sin embargo, apuntó, es necesario alcanzar un grado de inmunización a nivel social a partir de un marco de valores éticos y comunes frente a este fenómeno.
Ante la pregunta de si estos valores son relevantes en el contexto de la vida democrática, la titular del CPLT planteó que va más allá de cuestiones que deben inspirar en la esfera de lo público, sino que “son valores para la vida” que adquieren sentido en un contexto de comunidad. Apuntó a que países en los que están asentados estos principios también muestran índices de mejores niveles de vida y desarrollo humano.
Además, subrayó la importancia, en un contexto como el actual en que cada vez es más borrosa la frontera entre lo público y lo privado, la coherencia en el actuar. “Hacer aquello que se dice con coherencia entre discurso y práctica”, dijo. Acotó que parte de la crisis de confianza que se atraviesa en la actualidad deriva de dicha disonancia entre el discurso y la acción.
Asimismo, afirmó que ante la emergencia de una serie de casos de corrupción que han mermado la confianza pública, se requiere evitar que este tipo de comportamientos se considere como parte del funcionamiento institucional. El riesgo es “naturalizar” las prácticas de corrupción y parte de nuestro mapa político y social, dijo la presidenta del CPLT.
Hay que entender el impacto profundo que tiene este fenómeno en la calidad de vida de las personas. “El efecto real de las instituciones es muy nocivo”, puesto que implica un daño a la fe pública, al erario nacional y a la democracia.
Sobre el valor de la transparencia, la titular del Consejo se refirió a la necesidad de una construcción de un cultura que “debe estar en el ADN de las personas”. Reconoció los avances regulatorios en este ámbito, pero subrayó brechas asociadas a un real compromiso de la autoridad y de las entidades públicas ante el desafío es hacer la información inteligible, pero además ir más allá del piso mínimo. “Ayudan autoridades comprometidas en la materia” y la proactividad, enfatizó.
Los 5 principios éticos analizados
Los valores presentados fueron: integridad; empatía –en el tratamiento a los demás con dignidad y trabajar para ir en su ayuda-; liderazgo, transparencia –asociado a la rendición de cuentas y a la escrutinio de las decisiones, una huella de las decisiones-; y honestidad –actuaciones sinceras con lo que se piensa, dice y hace-.
En el panel participaron además la directora de Sistema Empresas B, María Elena Dressen, que planteó la relación entre el sector privado y las comunidades más allá de la responsabilidad social empresarial; y Mauricio Correa, académico de la Universidad Católica, quien apuntó el “buenintencionismo” o “abstraccionismo ético” asociado a valores desencarnados por lo que puso en contexto los principios en el contexto de las trasformaciones éticas del país en los últimos 30 años.