Los consejeros del Consejo para la Transparencia (CPLT) Francisco Leturia y Natalia González moderaron y participaron en debates del seminario internacional del organismo, enmarcado en la “Semana de la Transparencia” en la que se conmemora una año más de la Ley de Acceso a la Información Pública.
“En épocas de gran crisis institucional, de gran desconfianza hacia las instituciones, la transparencia es básica. Sin verdad, sin transparencia, no hay ninguna manera de generar confianza en la forma de cómo se administra el poder, de generar legitimidad y todos estamos por esa labor”. Con estas palabras, el consejero del Consejo para la Transparencia, Francisco Leturia, abrió esta mañana el panel del seminario anual de la institución “Ciudadanía Informada: un actor para el futuro de la democracia”, que reunió a especialistas internacionales en democracia, libertad de expresión, acceso a la información y datos personales.
Este encuentro internacional, una de las principales actividades del calendario de la institución para conmemorar un año más del establecimiento de la Ley de Transparencia en Chile, sirvió de espacio de reflexión para especialistas internacionales sobre temáticas como libertad de expresión, pluralidad de los medios de comunicación y el rol de las redes sociales en la opinión pública.
Entre quienes intervinieron en el debate sobre “Libertad de expresión, desinformación y democracia”, destacó el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Pedro Vaca, quien abordó la situación del acceso a la información pública en la región, el aumento de la discrecionalidad por parte de algunas instituciones en contexto de pandemia y el rol de las redes sociales en este escenario. Estas, a su juicio, “deben ser entendidas como aceleradoras de garantías y no como un vector de desinformación o de relativización de los derechos”.
Por su parte, Blanca Lilia, Comisionada Presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) de México, planteó que la libertad de expresión va de la mano con el acceso a la información, puesto que posibilitan una deliberación informada por parte de la ciudadanía. “Las redes sociales han contribuido a ampliar los márgenes de libertad de expresión, pero han abonado en que haya una desinformación focalizada como nunca antes”, comentó.
Además en este espacio de análisis participaron, el jefe de la Sección de Libertad de Expresión y seguridad de Periodistas UNESCO, Guilherme Canela, el juez chileno Daniel Urrutia y el director del Departamento de Derecho Público de la Universidad de Chile, Enrique Navarro, quienes abordaron los desafíos de la sociedad para efectuar una rendición de cuentas clara por parte de las instituciones. En el caso de Canela, el representante de UNESCO destacó que la opacidad en algunos ámbitos debe enfrentarse, puesto que se plantean “asimetrías informacionales” que perjudican a los que tienen menos recursos y posibilidades de acceso a información.
Desinformación y los algoritmos como limitantes del acceso a información
“El peligro de fenómenos globalizados como el de la contaminación informativa, la desinformación, pueden generar diversos riesgos para nuestra democracia y afectar el derecho a acceso a la información pública de los organismos del Estado. Esta información es base de la confianza en la administración pública”, dijo la consejera del CPLT, Natalia González, en el panel “Protección de datos, redes sociales y discurso del odio”, en la que estuvo acompañada de diversos especialistas para abordar fenómenos como la desinformación.
En este espacio, la académica de la Escuela de Información Universidad de Washington, Karine Nahon, comentó que hoy las personas están recibiendo mucha más información que antes y que en este escenario de sobre información están delegando la selección de contenidos y temas a intermediarios. Agregó que el desafío se plantea en el acceso a información idónea entre múltiples datos y entre manifestaciones de desinformación como las noticias falsas o contenidos erróneos o engañosos. “Pensamos que tenemos más transparencia, porque tenemos más información”, dijo, pero los riesgos son otros y amplificados a raíz de la acción de los algoritmos.
A juicio del profesor asociado en Ciencias Políticas de la Universidad Queen Mary de Londres, Javier Sajuria, existe una mayor propensión a creer en información falsa y generar más mensajes de odio hacia las personas a través de redes sociales. “Uno de los problemas que tiene la sobrecarga de información es la poca capacidad para discriminarla”, aclaró.
En el caso de la académica del Departamento de Ciencia de la Computación de la Universidad de Chile, Bárbara Poblete ,el desafío está en tener un enfoque multidisciplinario para atacar las fake news y el lenguaje de odio de las redes sociales que amenazan a la democracia; en tanto, el profesor de la Universidad Diego Portales, Enzo Abbagliati, abogó por desarrollar una ética para la divergencia para enfrentar los altos niveles de información y hacerse cargo de los desafíos, incluyendo la regulación, de uno de los temas que planteó como los más relevantes en el escenario actual junto con el cambio climático.